Boxeo: Fernando Martínez defiende por primera vez su título de los supermoscas.
El Pumita se enfrentará este sábado desde las 23 al zurdo filipino Jerwin Ancajas
Fernando Martínez, el único campeon mundial que le quedo al boxeo masculino de la Argentina, hará este sábado la primera defensa del título supermosca de la Federación Internacional. Y su rival será el zurdo filipino Jerwin Ancajas, el mismo a quien le ganó la corona el 26 de febrero por puntos en Las Vegas. Si la revancha que tendrá lugar en el Dignity Sports Health de Carson (California) sale tan buena como el primer episodio, se estará en presencia de un auténtico peleón que ESPN 2 habrá de transmitir desde las 23.
Aquella victoria se jerarquizó porque de ninguna manera Ancajas era un campeón de paso. Con una campaña que ahora abarca 32 victorias (22 antes del límite), dos derrotas y dos empates, el filipino, un protegido del mismísimo Manny Pacquiao, perdió ante Martínez luego de mantener un invicto de más de diez años y nueve defensas exitosas. El «Pumita» (tal la fé de bautismo pugilístico del argentino) lo peleó sin complejos, a un ritmo muy intenso, le sostuvo todos los intercambios y terminó superándolo a base de presión, velocidad y volumen de ataque. Y un gran corazón desde luego.
Si Martínez, que llega con un record de 14 triunfos (ocho por fuera de combate), repitiera un éxito que en cierta forma sorprendió a la cátedra del boxeo mundial, inscribirá su nombre entre los más granado de una división que es de las más atractivas de la actualidad. Entre los supermoscas (52.163 kilos) militan figuras como el mexicano Juan Francisco Estrada, el nicaragüense Román González, el japonés Kazuto Ioka (campeón de la Organización) y los estadounidenses Jesse Rodríguez (campeón del Consejo) y o Joshua Franco (campeón de la Asociación). Cualquiera de ellos podría ser rival de Martínez en una hipotética pelea unificatoria.
Pero no resulta conveniente mirar mas allá. Ancajas tiene un estilo muy similar al de Martínez y una gran absorción al castigo. Perdió claramente la primera vez y vuelve con sed de desquite. Reune jerarquía y oficio de peleador. Para retener el título y proyectarse al más alto nivel, el campeón argentino deberá volver a vaciarse y entregar lo mejor de si. Que no deberá ser menos de lo que puso sobre el ring en aquella electrizante noche de Las Vegas.