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Primera vez en el mar: chicos de todo el país conocieron Chapadmalal

Fueron recibidos por la primera Dama, Fabiola Yáñez

200 niños, niñas y adolescentes de Salta, San Juan y provincia de Buenos Aires que no conocían la costa atlántica vivieron la primera experiencia. Sus testimonios.

Ana es maestra rural en Valle Fértil, un pueblo que queda a 250 kilómetros de la capital de San Juan. Acompañó a sus alumnos a conocer el mar y pasar cinco días en la playa, pero ella confiesa, a sus 36 años, que también es su debut porque el viaje le saldría «un dineral». «Me impesionó la inmensidad, el color. Cuando lo vi, en un momento el micro tomó otro camino y no lo queríamos perder de vista», dijo a PáginaI12 antes de hospedarse en el hotel 5 El hornero de Chapadmalal que la exministra de Seguridad de Macri, Patricia Bullrich, les había cedido a los gendarmes y que recuperó su sucesora Sabina Frederic: el complejo en el que ayer se alojaron 200 chicos de todo el país va a ser destinado a turismo social. Varios ministerios, gobernadores y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales trabajaron juntos para que niños y niñas de diferentes edades de comunidades rurales de Salta, San Juan y el conurbano bonaerense puedan disfrutar gratis de la experiencia que llamaron «Con los chicos al mar» y que consiste en cinco días de playa, comida, actividades y hospedaje cubiertos por el gobierno. Para ellos y para los adultos cuidadores.

«¡Seguro que el mar te re lleva» «Yo quiero subirme a un barco» «¿Nos vamos a poder mete al mar?» «¿Hay pelota?»: Apenas bajaron de los micros, la excitación de los chicos era grande. Los recibió Fabiola Yáñez, se fueron a alojar, comieron y llegó la experiencia de bajar a la playa. Les repartieron un baldes y palitas y les enseñaron a hacer castillos en la arena, pero Joel, que vive en Villa Elisa y cuenta su maestro que se puso a llorar cuando vio el mar desde el micro, los rechazó porque pasó la tarde entrando y saliendo del mar. Tampoco quiso acortar la experiencia para hablar con este diario, pero se lo veía feliz.

Felipe va y viene del mar y a sus cinco años dice que es su segunda experiencia. Pero Lorena, su mamá, lo corrige enseguida. «No mi amor, vos estuviste en Punta Indio, eso es río», se ríe. «Le hicimos un engañapichanga porque él no conocía el mar y no teníamos plata para llevarlo», confiesa. A Felipe no parece importarle la mentira blanca y sigue disfrutando de las olas. La familia es de La Plata.

«La emoción de verlos disfrutar del mar es indescriptible. Esto que estamos haciendo hoy acá es solo una expresión simbólica de lo que significa para los niños y las niñas del interior, de origen humilde, acceder a las mismas posibilidades que cualquier chico», dijo Yáñez como síntesis de la jornada.

Ayelén tiene 17 años y es de Olacapato, una pequeña localidad de Salta. Le gustó conocer el mar, pero la realidad no coincidió con su fantasía. «Lo imaginaba más pegado a la Ciudad», confesó. No se metió al agua porque estaba explorando el terreno, pero tiene cuatro días por delante.

«Está bueno porque disfrutás y conocés gente nueva, y también me parece bien que te cuiden porque te explican lo de las banderas», dijo Martina, concienzuda a sus trece años. Se refiere a la explicación que les dio el guardavidas a los chicos respecto de los colores de las banderas y su relación con el estado el mar, sobre todo la prohibición de meterse cuando flamea la bandera roja. Les explicó también que cuando suena el silbato, él está indicando que alguno está atravesando una situación de peligro. También les mostraron una tabla de sur y hubo una pequeña demostración de cómo se usa.

Dalma, de Ringuelet, dijo que le encantaron las olas, «y el agua saladita» pero no así la piedras de esa zona de Chapadmalal. Y Milagros estaba fascinada con haber encontrado en el agua «cangrejos y pulpos blancos».

La situación de los chicos y chicas que pasaron su primer día en el mar es de alta vulnerabilidad. Algunos estaban eufóricos por la experiencia y otros callados, tal vez cansados por el viaje o ensimismados por tantas horas de viaje. «Algunos de estos chicos aspiran nafta para soportar el hambre», dijo a este diario una mamá que prefirió no dar su nombre.

«Con este viaje, con esta experiencia nueva, quiero transmitirles que ellos también pueden concretar sus sueños y sus deseos», dijo la primera dama.

Más allá de que después de las vacaciones van a volver a vivir una realidad dura, durante cinco días van a tener hospedaje con vista al mar, comida cubierta y gente a cargo de organizar juegos y paseos para ellos. Este martes van a ir con Yáñez al Aquarium y van a compartir con ella una función de teatro musical llamada Rock and Walsh junto al ministro de Educación, Nicolás Trotta y el de Cultura, Tristán Bauer.

La actividad fue posible gracias al apoyo de Trenes Argentinos, el Ministerio de Transporte, el Gobierno de la provincia de San Juan y de Salta, el ministerio de Educación y el aporte del Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales a cargo de Victoria Tolosa Paz, que participó de la actividad en la playa y a la mañana fue temprano a despedir a los chicos de La Plata que se tomaban tren rumbo a Mar del Plata.

Belén es una adolescente. Conoció el mar por primera vez. Le pareció que el agua estaba «re fría», pero le gustó ver «cómo se divertían los chicos». Tal vez esa manera de evaluar una experiencia haría de éste un mundo mejor.

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