Una canasta cada vez más inaccesible
Los alimentos superaron el 300% de aumento en el último año.
Si bien se espera que, recesión mediante, la inflación de febrero sea menor al pico de los dos meses previos, los productos de la canasta básica son cada vez más inaccesibles para salarios que perdieron, en dos meses, más del 20% de su poder de compra. Panificados, lácteos y verduras entre lo que más subió.
Esta semana el ministro de Economía, Luis Caputo, se reunió con representantes de las empresas más importantes de alimentos y consumo masivo del país (Molinos Río de la Plata, Molinos Cañuelas; Establecimiento Las Marías, Arcor, Mondelez, Mastellone, Unilever; Nestlé, entre otras) y aseguró, por medio de la red social X, que se trató de una “excelente reunión” donde hubo “coincidencia en que los precios van a seguir bajando”.
Sin embargo los datos disponibles muestran que, si bien se espera que el índice de precios de febrero muestre una suba menor a los picos de diciembre y enero, los alimentos básicos de la mesa familiar lejos están de desacelerarse y continúan con subas por arriba de la inflación: los principales aumentos se evidenciaron en pan y cereales (+16,4%), leche, productos lácteos y huevos (+17,1%), verduras (+17,3%), azúcar (+14,1%) y bebidas no alcohólicas (+18,6%) que acumulan en dos meses del año un incremento en torno del 50% y, comparado con hace un año atrás, superan ampliamente al índice general (264,5% según IPC CABA en febrero): panificados subió 365%, aceites 354%, Azúcar 368% y bebidas no alcohólicas 375%.
A su vez la canasta básica en barrios populares creció 70% desde que asumió el gestión libertaria.
Tras el duro golpe al consumo como consecuencia del impacto de la devaluación de diciembre (+118%) y el alza inflacionaria con freno en la actividad, la pérdida en la capacidad de compra de los ingresos medida en alimentos escaló en dos meses al 24%, quedando en niveles más bajos que en noviembre de 2015. De hecho, los supermercados registraron una baja en sus ventas de 6,6% en diciembre, mientras que los comercios minoristas mostraron contracciones de dos dígitos (-28,5% y -25,5%) entre diciembre y enero, situación que también fue puesta sobre la mesa en la reunión entre empresarios y el gobierno.
A su vez, con datos para la primera semana de marzo, se observó un incremento en los precios de los alimentos y bebidas del 3,6%, dando cuenta de una aceleración respecto al último tramo de la inflación de febrero, según la consultora especializada LCG.
De acuerdo con el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central el mercado espera una inflación del 15,8% para febrero y del 14,3% para marzo, y recién a mitad año podría esperarse una suba en torno a un dígito. No obstante, a la par que bajan los precios, dado el freno a la actividad y el ajuste presupuestario del Estado, aumenta el desempleo, ya que se espera que la tasa de desocupación para el primer trimestre del año ronde el 7,7%, en tanto que el Producto Interno Bruto (PIB) caería en términos reales 3,5% en 2023.
Ingresos y consumo en picada
“La aceleración inflacionaria de estos meses impactará en el pago de jubilaciones a partir de marzo, creciendo en términos reales si la inflación no pega un nuevo salto”, analizaron desde la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE) y agregaron que “la complicidad y riesgo de judicialización de la decisión de reducir unilateralmente las transferencias provinciales también acota la capacidad discrecional para ajustar a las jurisdicciones.”
Por su parte, desde el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra – CTA), señalaron que desde noviembre de 2023 al primer mes de este año los salarios tuvieron una caída real (considerando impacto de la inflación) del 21,3% por lo que “el salario real de enero de 2024 fue equivalente a poco menos de la mitad de lo que era en noviembre de 2015”.
Al tiempo que, si se mide en términos del precio de los alimentos, el golpe a los ingresos fue aún peor: la pérdida crece al 24%. En el caso sector privado la baja alcanzó el 19% y para el sector público, donde más impactó el ajuste, fue del 25%.
En cuanto al consumo, en diciembre del 2023 registró en los supermercados una caída interanual del 6,6%, de acuerdo al Indec. En complemento, las ventas minoristas pymes sufrieron un derrumbe del 13,7% en diciembre y finalizaron el año con una retracción del 3,4%. Asimismo, en el primer mes del 2024, se registró una significativa caída del 28,5% en las ventas al punto tal que enero fue calificado por los comerciantes como “un mes perdido”, y en febrero el indicador volvió a, en ese caso un 25%.
Entre los rubros que más se vieron golpeados se destacó alimentos con dos caídas significativas del 37% y 33%, llegando a los registros similares a la crisis de la pandemia. “Los consumidores se encontraron en el cierre del 2023 con un cambio de precios abrupto en los bienes y servicios, que limitaron su capacidad de compra. Tampoco el mercado fue generoso en opciones de financiamiento y ofertas, lo que obligó a administrar cuidadosamente los recursos disponibles”, señalaron desde CAME y agregaron que las familias comienzan a reemplazar consumos con marcas más accesibles, así como se observaron tickets promedio de menor monto y mayor búsqueda de promociones.
El Destape