EL GOBIERNO CONMEMORÓ LA MASACRE DE NAPALPÍ
TRAS EL HISTÓRICO JUICIO POR LA VERDAD.
La vicegobernadora encabezó el acto realizado en el Memorial de Napalpí, en Machagai. Inauguraron la biblioteca «Juan Chico» y hubo un especial reconocimiento a quienes aportaron sus testimonios para que el juicio adquiera sentencia firme.
En el 98° aniversario de la Masacre de Napalpí, el Gobierno provincial rindió un especial homenaje a familiares de víctimas y a testigos e investigadores indígenas que fueron claves para que el histórico juicio por la verdad tenga sentencia firme. La vicegobernadora Analía Rach Quiroga participó del acto en el que además se dejó inaugurada la biblioteca “Juan Chico”.
También estuvo la secretaria de Derechos Humanos y Géneros, Silvana Pérez; la ministra de Desarrollo Social Pía Chiacchio Cavana; el presidente del Instituto de Cultura, Francisco Romero; el intendente de Machagai, Juan Manuel García; el presidente del Instituto del Aborigen Chaqueño, Miguel Gómez; la subsecretaria de Derechos Humanos, Nayla Bosch; y la diputada provincial, Mariela Quirós, entre otras y otros funcionarios locales.
“Esta jornada tiene una particular importancia, no sólo por su carga histórica y emotiva sino porque, además, podemos conmemorarlo en el marco de un intenso juicio por la verdad, en el que fue posible visibilizar que los hechos de la masacre fueron gestantes de los crímenes de lesa humanidad en el contexto de genocidio. Un juicio que fue el resultado de un trabajo colectivo entre distintos sectores que tuvieron como objetivo central la búsqueda de la verdad y la Justicia”, expresó la vicegobernadora.
El acto se llevó a cabo en el Memorial de Napalpí en Machagai, lugar donde ocurrió la masacre y donde hoy descansan los restos de las y los fusilados del pueblo qom y moqoit, que en 2018 fueron restituidos por el Museo de La Plata. Desde este martes, en el lugar abre sus puertas la biblioteca “Juan Chico”, entrañable defensor de los derechos humanos para los pueblos indígenas y clave para que éste 98° aniversario encuentre la verdad y la Justicia.
La secretaria de DDHH, Silvana Pérez, destacó que “este 98° aniversario representa que los derechos humanos, la justicia y el Estado llevaron adelante un acto de reconocimiento y establecimiento de la verdad, diciendo que lo que ocurrió en Napalpí fue un crimen de lesa humanidad en el marco de un genocidio explotador y sometedor, que tomó tierras, que destruyó, no solo físicamente, sino también cultural e identitariamente al pueblo chaqueño”.
“Queremos como comunidad reconocernos hermanados”, señaló Pérez, y explicó que el pedido de perdón del Estado provincial fue clave, ya que reconoció la existencia de la masacre, ayudando a la construcción de juicio. Allí hizo hincapié en la convicción del gobernador Jorge Capitanich y la vicegobernadora en la defensa de los derechos humanos y de la interculturalidad. “Chaco se convirtió en la provincia que ilumina en el camino del juicio por la verdad que no existe en América Latina”, resaltó.
Por su parte, el intendente Juan Manuel García recordó que antes de Napalpí también existían vulneraciones de derechos de las comunidades originarias que tenían como fin la apropiación de la tierra y la explotación de las personas. Al igual que sus antecesoras destacó la sentencia de Justicia con la que cuentan en este nuevo aniversario las víctimas de la masacre.
Juan, un luchador incansable
“La Campaña al Chaco” se desarrolló en las últimas décadas del siglo XIX, período vinculado con los procesos de avance y control militar y político del territorio comprendido entre los ríos Pilcomayo, Paraguay, Paraná y Salado, y por ende con el exterminio de sus poblaciones aborígenes.
Este proceso se inició en 1870 una vez finalizada la “Guerra del Paraguay”, se agudizó a partir de 1883 y finalizó en las primeras décadas del siglo XX. Fue la antesala del episodio conocido como “Masacre de Napalpí”, ocurrido el 19 de julio de 1924: una matanza emprendida por el Estado sobre más de 200 miembros de comunidades qom y moqoit.
Juan Chico, docente e investigador indígena, luchó incansablemente para que se reconozca como crimen de lesa humanidad lo sucedido en Napalpí. A partir de sus investigaciones, logró visibilizar que la discriminación y el racismo fueron fundantes del genocidio sobre las comunidades indígenas y afrodescendientes, y que dicho racismo y discriminación dio sustento a prácticas de hostigamiento, persecución, mal trato, tortura y aniquilamiento.