Amenazaron a Hebe de Bonafini: “Para que te calles te vamos a matar”
A través del portero eléctrico de la casa y por teléfono
La titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, fue dos veces amenazada de muerte en su propia casa, una a través de un llamado al portero eléctrico y otra al teléfono fijo. “Para que te calles te vamos a matar”, le dijeron. Ante la gravedad del hecho, el gobierno nacional ordenó reforzar la custodia de la dirigente y rechazó «cualquier tipo de violencia». «Abrazamos a Hebe», declaró la ministra Sabina Frederic.
Las amenazas tuvieron lugar en el domicilio particular de Bonafini, en la ciudad de La Plata. El primero ocurrió alrededor de las 2 de la mañana. A esa hora el timbre del portero eléctrico de la vivienda sonó insistentemente y cuando Hebe atendió una voz joven le gritó: “Para que te calles, te vamos a matar”.
Fue algo que “la preocupó mucho” e inmediatamente llamó a sus colaboradores. La preocupación radica en que al agresor no debió haberle sido fácil hacer lo que hizo. Para llegar al portero eléctrico de la casa tuvo que haber cruzado un pasillo lateral a una vivienda que da al frente y que tiene una puerta de acceso.
Si el autor de la amenaza pudo hacerlo, es porque no fue visto por el agente de la Policía Federal consignado en el lugar. Pero hay otra alternativa más temible: que haya sorteado la posibilidad de ser visto por la custodia ubicado sobre el frente de la vivienda y haya accedido al pasillo de la casa por los techos vecinos.
“Tengo custodia pero no funciona. Cierran el auto y se van o duermen dentro de él”, cuestionó a través de un comunicado Bonafini, quien por su edad y las enfermedades de base es parte de la población de riesgo frente a un eventual contagio de coronavirus. Por este motivo, no puede salir de su hogar, y el contacto con otras personas debe ser con los resguardos sanitarios del caso.
Lo que hicieron fue muy arriesgado. Por eso, en la denuncia presentada ante la Justicia, se pidió el peritaje de las cámaras de seguridad de los alrededores. Luego de que ocurrió esto, Hebe quedó muy preocupada, algo asustada, y casi no pudo dormir, añadió el letrado. Hasta que a las 5:15 de la madrugada, sonó el timbre del teléfono fijo. Ella contó que lo atendió y “una voz muy mafiosa, con el mismo tono”, le dijo: “Te vamos a matar para que te calles”.
Lo que luego llamó la atención fue que, en apariencia, no se trató de la misma persona. “La del portero era de un joven, masculino, que habló a los gritos”, mientras que “la del teléfono fue una persona más grande, también hombre, pero más serio y menos prepotente”, contó a Página/12 Juan Manuel Morente, uno de los abogados de la organización.
Por este motivo, en la denuncia también se pidió el peritaje de las líneas telefónicas. El caso quedó a cargo del titular del Juzgado Federal 3 de La Plata, Ernesto Kreplak, quien ya ordenó las medidas así como también llamó a declaración testimonial al agente de la Policía Federal consignado para custodiar a Bonafini esa noche, en su vivienda.
El gobierno nacional reaccionó a través del Ministerio de Seguridad, que dispuso un refuerzo de la custodia personal para la dirigente y le expresó su solidaridad. «Rechazamos cualquier tipo de violencia. Caminamos con las Madres siempre, abrazamos a Hebe», puntualizó la titular de esa cartera, Sabina Frederic, a través de su cuenta de Twitter https://twitter.com/SabinaFrederic/status/1284589560148762626
La seguridad de Bonafini es un punto clave. Si las amenazas fueron luego de una inteligencia previa, esto pone en tela de juicio la labor de vigilancia. Y si todo fue producto del arrebato de un agresor eventual, el mero hecho de que pudiera llegar hasta el timbre de Hebe también echa un manto de sospechas.
No es la primera vez que la titular de Madres sufre una agresión de ese tipo. La última ocurrió hace dos años atrás, durante el gobierno de Mauricio Macri y también en medio de las continuas agresiones a referentes de organismos de derechos humanos y lugares relacionados con ellos. La amenaza de aquella vez fue parecida y no estuvo preocupada. Pero la sucesión de dos llamados, uno al teléfono y otro a la puerta de su casa en la madrugada, encendió esta vez las alertas.