Carrió le pasó facturas a la Rosada por la debacle en Córdoba
Tras una campaña plagada de «metidas de pata», la líder de la Coalición Cívica Elisa Carrió volvió a hablar tras la contundente derrota de Mario Negri en las elecciones a gobernador. Dispuesta a dinamitar las internas de la alianza gobernante le apuntó al candidato radical Ramón Mestre por «debilitar» a Cambiemos y también a la Casa Rosada por despegarse de los resultados: «Hubiera preferido que algún ministro del Interior acompañara más a los referentes de Cambiemos.»
La legisladora, que durante las recorridas de campaña se encargó de denostar al peronismo cordobés al punto de relacionar al ex gobernador Juan Manuel De la Sota con el narcotráfico y celebrar su muerte, estuvo anoche en el búnker de Córdoba Cambia, el sello con el que Negri se presentó a la contienda tras del derrumbe de Cambiemos en Córdoba. Allí volvió a pedir disculpas por las «metidas de pata» y felicitó por la reelección al gobernador Juan Schiaretti, a quien recordó como «compañero de banca».
En la noche del desolado búnker de Negri, Carrió redireccionó sus dardos hacia el interior de la alianza gobernante y se diferenció de Mauricio Macri, quien no fue a hacer campaña a Córdoba. La líder de la Coalición Cívica no cayó puntualmente sobre Macri, sino sobre Rogelio Frigerio. «Hubiera preferido que algún ministro del Interior acompañara más a los referentes de Cambiemos, y lo digo como fundadora de Cambiemos», dijo en alusión al funcionario que oficia de enlace con los gobernadores peronistas.
«Yo he sacado menos votos que Mario (Negri) y aprendí de eso. Dios poda el árbol para que dé más frutos», ensayó Carrió una explicación bíblica para ensalsar la derrota y consideró, tras quedar a más de 30 puntos del gobernador reelecto, «Córdoba jugó a la historia de Cambiemos, no jugó al resultado electoral de la gobernación. Córdoba jugó a que Cambiemos esté representada por personas decentes».
«Lo importante no es ser protagonista en los triunfos, porque Judas fue protagonista, pero el importante era Jesús», reinterpretó la derrota en código mesiánico y se esperanzó con que «estamos débiles, pero somos fuertes».