Por decisión del Partido Aprista y de su familiaEl funeral de Alan García, sin honores de Estado
Página/12 en Perú. Desde Lima. Con el país todavía sorprendido por el inesperado y trágico desenlace de las investigaciones por corrupción contra el expresidente Alan García, mañana será enterrado quien gobernó dos veces el Perú (1985-1990 y 2006-2011) y que el miércoles se suicidó de un balazo en la cabeza cuando iba a ser arrestado en su casa en el marco de una investigación fiscal por el pago de sobornos realizados por la constructora brasileña Odebrecht durante su segundo gobierno. No habrá funerales con los honores que le correspondían por haber sido jefe de Estado. Así lo han querido su familia y su partido. Habría resultado chocante para una ciudadanía indignada con las revelaciones de la extendida corrupción política ver que se le rindan los más altos honores a uno de los protagonistas centrales de esa corrupción.
Ayer, dirigentes y centenares de seguidores de García desfilaron frente a su féretro instalado en el salón principal del local central del viejo Partido Aprista, fundado por Víctor Raúl Haya de la Torre en 1924 y que García lideraba desde 1983. El ataúd estaba cubierto con las banderas del Perú y del partido. Hubo cánticos y consignas partidarias. También lemas contra el presidente Martín Vizcarra. «Vizcarra, asesino», se escuchó en un momento, culpando al presidente por el suicidio de García. Culpan al presidente de respaldar e impulsar los procesos anticorrupción que pusieron contra las cuerdas a García y lo llevaron al suicidio con acto final y desesperado para escapar de los cargos en su contra. Al funeral asistieron políticos de distintos sectores. En la muerte todos parecen ser santos. Después de su trágico final muchos han preferido olvidar la oscura historia del ex presidente, vinculada a la corrupción y las violaciones a los derechos humanos desde el poder de la presidencia, y en las últimas horas García ha recibido elogios desde diferentes sectores.
El ultraconservador cardenal Juan Luis Cipriani, miembro del Opus Dei, dio un responso frente al féretro del ex jefe de Estado. El cardenal –personaje muy cuestionado desde tiempo atrás por su cerrada defensa de la dictadura de Alberto Fujimori, de los políticos procesados por corrupción que comulgan con sus ideas y de los acusados por violaciones a los derechos humanos– no ahorró elogios para el ex mandatario, a quien llamó «querido amigo Alan». «Hizo de su vida una ofrenda a la Patria (…) Fue un hombre que hizo mucho bien a muchos», dijo. Parecía que hablaba de otra persona. Y cerró atacando las investigaciones judiciales contra la corrupción política, las que calificó como «un abuso» y exigió «acabar con esta persecución». Un mensaje que cayó muy bien entre los deudos políticos de García, que después de su suicidio buscan convertirlo en víctima de una supuesta persecución política, que denuncian en todos los tonos, pero sin evidencias que respalden esas afirmaciones.
Mientras los restos de García eran velados, otro ex presidente, Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018), de 80 años, también involucrado en la trama de corrupción de Odebrecht, estaba internado en cuidados intensivos por problemas cardíacos a la espera que un tribunal decida si se le impone prisión preventiva por tres años como ha pedido la fiscalía. Desde la semana pasada está bajo arresto preliminar y el martes en la noche fue llevado de emergencia a una clínica. Es investigado por haber favorecido a Odebrecht cuando era ministro de Economía y primer ministro en el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006) a cambio de beneficiarse con millonarios contratos de consultorías a la empresa.
Las investigaciones judiciales por corrupción en el caso Odebrecht que atraviesa toda la política peruana también alcanza a los ex mandatarios Alejandro Toledo, en Estados Unidos sometido a un proceso de extradición, y Ollanta Humala (2011-2016), quien estuvo en prisión preventiva nueve meses y hoy libre espera se inicio el juicio en su contra. Y Keiko Fujimori, jefa del partido Fuerza Popular que controla el Congreso, está bajo arresto preventivo desde noviembre pasado acusada de recibir en forma oculta un millón de dólares de Odebrecht para su campaña electoral por la presidencia.