Martín Miguel de Güemes, el prócer popular que la historia oficial tardó en reconocer
A 204 años de su muerte, el general salteño Martín Miguel de Güemes es recordado por su lucha clave en la independencia y su lealtad al pueblo. Su figura, antes relegada, hoy tiene un lugar central en la memoria nacional gracias a décadas de reivindicación histórica. Por su gesta patriótica se conmemora el 17 de junio como Día Nacional de la Libertad Latinoamericana.
El 17 de junio se conmemora en toda la Argentina el fallecimiento de Martín Miguel de Güemes, uno de los grandes protagonistas de la guerra por la independencia. Aunque su rol fue determinante para la libertad del país, su figura estuvo por mucho tiempo relegada al ámbito regional del norte argentino. Recién en las últimas décadas comenzó a ocupar un lugar visible en el panteón de los próceres nacionales.
Güemes nació en Salta en 1785 y, con apenas 23 años, ya era parte activa del proceso revolucionario que en 1810 impulsó la creación del primer gobierno patrio. Se formó como militar y supo usar su conocimiento del terreno y su vínculo con los sectores populares para crear un cuerpo de combate único: los gauchos salteños, conocidos como “los Infernales”.
Como gobernador de Salta y líder militar, Güemes fue el gran escudo del norte. Durante seis años resistió con tácticas de guerrilla los intentos del ejército realista por avanzar desde el Alto Perú. Su acción fue clave para proteger las fronteras interiores mientras José de San Martín lanzaba su campaña libertadora hacia Chile y Perú. “Sin Güemes, no se hubiera consolidado la independencia”, reconocería más de un historiador con el paso del tiempo.
Muerte y olvido
El 7 de junio de 1821, el general Martín Miguel de Güemes, de 36 años, fue víctima de una emboscada en su ciudad natal, Salta. A pesar de haber sido el principal sostén de la defensa del norte argentino contra los realistas, su figura era vista con recelo desde Buenos Aires, donde su liderazgo autónomo y popular despertaba sospechas.
Ese día, una partida de soldados realistas liderada por el coronel José María Valdés -apodado “El Babarucho”- se infiltró silenciosamente en Salta con ayuda de un traidor local. El comerciante Mariano Benítez delató la presencia del caudillo en la ciudad. Esa misma noche, al salir a investigar los disparos que había escuchado, Güemes fue alcanzado por una bala que penetró su cadera y se alojó en su ingle. Gravemente herido, logró huir a caballo y fue trasladado por sus hombres a la Quebrada de la Horqueta, donde comenzó una larga y dolorosa agonía.
Durante diez días, rodeado de sus fieles gauchos, Güemes se despidió uno por uno y les hizo jurar que continuarían la lucha. Incluso en su lecho de muerte rechazó las propuestas de los enviados del general español Olañeta, que le ofrecieron paso libre a Buenos Aires para ser atendido, a cambio de su rendición. Su respuesta fue tajante: agradeció el gesto, pero reafirmó su decisión de resistir hasta el final.
Murió el 17 de junio de 1821. Fue enterrado en la capilla de El Chamical. En Buenos Aires, su muerte apenas mereció una línea en los diarios: “un cacique menos”, publicaron. La historia lo reconocería recién un siglo después como uno de los grandes protagonistas de la independencia.
Su esposa, Carmen Puch, devastada por la pérdida y por la muerte posterior de su pequeño hijo Luis, murió menos de un año después. Solo tenía 25 años. La tradición oral sostiene que, tras enterarse del fallecimiento de su marido, se encerró, se cortó el cabello y dejó de comer.
A pesar de su sacrificio, su figura fue sistemáticamente minimizada por la historia oficial, dominada por la mirada porteña. La defensa popular, el liderazgo gaucho y su autonomía política frente al centralismo de Buenos Aires fueron algunas de las razones por las cuales Güemes no tuvo, durante el siglo XIX y buena parte del XX, el lugar que merecía en los relatos históricos.
Reconocimiento tardío
Recién en 1999 se instauró el 17 de junio como Día Nacional de la Libertad Latinoamericana, y en 2016 se lo declaró feriado nacional. En 2006, fue nombrado oficialmente Héroe Nacional por el Congreso de la Nación. Desde entonces, su historia es enseñada en las escuelas, y se realizan homenajes oficiales, sobre todo en Salta, donde cada año se hace una tradicional “Guardia bajo las estrellas” la noche del 16 de junio, frente a su monumento.
El legado de Güemes es el de un líder que encarnó la lucha por la independencia desde una perspectiva popular y federal. No sólo defendió el territorio, sino que gobernó en favor de los sectores más postergados, con políticas progresistas para su época. Por eso, más de dos siglos después, su figura se resignifica como un símbolo de resistencia, justicia social y compromiso con la libertad.
Hoy su nombre está presente en escuelas, plazas, rutas, e incluso en el aeropuerto internacional de Salta. La historia ya no puede ignorarlo: Güemes fue el general de los gauchos y el guardián de la independencia, un prócer que, aunque llegó tarde al bronce, nunca dejó de habitar el corazón del pueblo.
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