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4 de agosto Día Nacional del Panadero

Un alimento milenario y un oficio que se perfeccionó a través del tiempo con el trabajo de hombres y mujeres que también lucharon desde las cuadras panaderas por los derechos sociales. Los primeros panaderos que se establecieron en nuestro país fueron inmigrantes que trajeron viejas recetas de bollos dulces y salados, conocidos en Argentina como facturas. El pan también es sinónimo de encuentro, de compartir, ofrendar y, por qué no, de aquel por el cual luchar.

La historia del pan es milenaria. No es posible agendar una fecha específica porque los registros más antiguos hablan de por lo menos 14.000 años de antigüedad. Diferentes civilizaciones en distintas partes del mundo comenzaron a moler granos y mezclarlos con agua generando los primeros registros del pan, o formaciones similares al pan tal como hoy lo conocemos.

Más cercano en el tiempo, sobre todo en sociedades con hegemonía judeo-cristiana, el pan genera aún más centralidad ya que forma parte de la liturgia bíblica: “el discurso del pan de vida” o “la multiplicación de los panes”, son algunos de los pasajes o parábolas que ponen a este milenario alimento en el centro de la escena.

El pan también es sinónimo de encuentro, de compartir, ofrendar y, por qué no, de aquel por el cual luchar. “La conquista del pan” será un libro fundamental del teórico anarquista Pedro Kropotkin quien, en su publicación de 1892, ponía al pan como centro de la escena en la disputa por una nueva sociedad.

Panaderos organizados en Argentina

Las oleadas inmigratorias que a finales del siglo XIX y principios del siglo XX comenzaron a recalar con intensidad en el país traerán obreros de distintas latitudes, Europa central y del este en gran mayoría, y con ellos la sabiduría y destreza para desempeñarse en oficios varios que aún no se desarrollaban en gran volumen en la Argentina.

Será entonces, con y gracias a aquellos obreros, que en muchos casos venían escapando de las guerras y la persecuciones políticas, que llegarán a estas tierras las primeras ideas sobre el movimiento anarquista.

Panaderos Historicafacturas

“Llegaron con la inmigración masiva los primeros activistas. Lograron una aceptación muy grande en el proletariado porque además desarrollaban una intensa vida política con inserción territorial”, enmarca el historiador Fernando Aiziczon en una entrevista realizada para el Conicet, y agrega: “Fundaban bibliotecas populares y teatros, realizaban actividades para niños y para el poco tiempo de ocio que las jornadas laborales permitían, daban conferencias, editaban libros y periódicos obreros en varios idiomas. Es decir, en términos culturales el anarquismo no tuvo rivales”.

En este marco y entrada la década de 1880, el italiano Ettore Mattei y su compatriota Errico Malatesta, quien según el historiador Horacio Tarcus fue un “célebre propagandista del anarquismo, periodista, orador y organizador”, se encontraban en la Argentina. Y si bien coincidieron un corto lapso en el país, este tiempo les bastó para dejar una gran huella de agitación en la organización de los trabajadores.

Aquellos dos “tanos”, fundarán en 1887 la llamada “Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos”, conocida luego como Sindicato de Panaderos, donde también editaron el periódico “El Obrero Panadero”, y lograron que esta milenario labor sea una de los primeros en generar organización sindical. Más adelante en el tiempo, la fecha de conmemoración para el oficio panadero quedará fijada y se conmemorará todos los 4 de agosto en honor a aquella gesta organizacional.

En su faceta “simpática” y burlona, el anarquismo y el oficio de panadero generarán una de las más nombradas anécdotas que llegan hasta el día de hoy: los particulares nombres de muchos de los panificados que de manera sarcástica y como forma de dejar huellas “ocultas”, pusieron los anarquistas de la Sociedad de Resistencia.

En alusión a la Iglesia Católica como institución y sus prácticas, “bolas de fraile”, “suspiros de monja” y “sacramentos”. En confrontación con el militarismo y sus fuerzas, “cañoncitos” y “bombas”. Poco a poco también comenzaron a mofarse de la policía, bautizando una de las facturas como “vigilantes”. Además, cuenta la leyenda, que otras se agregaron de manera positiva, creando “libritos”, en favor de la educación, y la cremona, que podría interpretarse como muchas A unas al lado de las otras, en referencia a la letra que es símbolo del anarquismo.

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