En Campo de Cielo
El Gobierno realizó la segunda edición del «SAVIA, campamento formativo de Cultura y Ambiente».
El evento convocó a artistas, gestores culturales y ambientales. Hubo charlas y capacitaciones en la Reserva Natural Pigüen N’onaxá, intercambios de experiencias y proyectos que integran cultura y ambiente. El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Territorial Sostenible junto con el Centro Cultural Alternativo (CECUAL) dependiente del Instituto de Cultura, llevó a cabo una segunda edición del SAVIA, Campamento formativo Cultural y Ambiente. Esta vez, el encuentro se realizó en la Reserva Natural Pigüen N’onaxá “Campo de Cielo». El objetivo principal de estas acciones es fortalecer proyectos estratégicos de sostenibilidad, incorporando la creatividad e innovación que proporcionan la cultura y el arte en procesos de creación colaborativa y consolidación de trabajo en red.“Entendemos que quienes trabajan desde el ámbito cultural son, en esencia, personas sensibles frente a la naturaleza y su complejidad e interdependencia. Por lo tanto, son claves para poner en debate la problemática socioambiental y para aportar conciencia ante la urgencia de crear una nueva cultura que promueva la conservación de los ecosistemas, potencie la comunicación y la participación ciudadana en la defensa de la naturaleza”, expresó el subsecretario de Ambiente y Biodiversidad Tomas Camarasa.El evento convocó a artistas, gestores culturales y ambientales, además de diversas charlas, capacitaciones en la Reserva, intercambios de experiencias y proyectos que integran cultura y ambiente, recorridos sensibles, entre otras.“La cultura ofrece contexto, valores, subjetividad, actitudes y habilidades, y aporta instrumentos de innovación y creatividad para dar respuesta a los desafíos a los que nos enfrentamos ante la crisis ambiental y climática y la necesidad de realizar una transición hacia un nuevo modelo de producción y consumo menos extractivista y más respetuoso y cuidadoso de los ecosistemas”, agregó el funcionario provincial.SAVIA Campamento, apunta a construir intercambios respecto a prácticas culturales y su vínculo con el ambiente desde una perspectiva del Buen Vivir, y poner en valor la voz de hacedores, artistas, gestores, especialistas que desde la cultura impulsan e implementan cuidados en favor del ambiente, intercambiando miradas, herramientas y actividades concretas para fortalecer, desde el campo cultural, acciones por el ambiente.Mientras el primer Campamento Savia se realizó en el Parque Nacional Laguna el Palmar, este se realizó en la Reserva natural Pigüen N’Onaxa – Campo del Cielo, que se encuentra a 15 kilóimetros de la localidad de Gancedo. Este lugar, conocido también como Parque de los Meteoritos, que cuenta con una extensión de 27 hectáreas en el sudoeste chaqueño, a 350 kilómetros de Resistencia, fue el escenario propicio para llevar a cabo actividades de formación en vinculación con la naturaleza, los meteoritos, los saberes del pueblo originario Moqoit y las observaciones astronómicas.“En el contexto crisis ambiental y climática que vivimos actualmente a nivel mundial, el desarrollo de una cultura ambiental supone un cambio de concepción del hombre sobre sí mismo y sobre su lugar en el mundo, y consecuentemente de su lugar respecto con los otros hombres, con la sociedad y con la naturaleza. El trabajo de las y los trabajadores de la cultura vinculados a tareas para la sostenibilidad es clave para contribuir y transformar la conciencia de las personas liberando una sensibilidad rebelde contra la sociedad actual y manifestar su dimensión creadora para avanzar hacia una civilización sostenible”, aseguró la coordinadora del Programa de Formación del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Territorial Sostenible, Marilyn Rolón.Actualmente se está considerando que las acciones de grupos e instituciones utilizando el arte y la cultura como instrumentos para actuar, pueden tener un papel fundamental para construir sociedades más sostenibles.“La representación artística de la naturaleza está estrechamente vinculada con la percepción social del mundo natural, al mismo tiempo que los artistas contribuyen a un cambio progresivo en la forma en que se relacionan con ella y la visualizan. El arte para la sostenibilidad no puede cambiar el mundo por si sólo, pero puede contribuir a transformar la conciencia de las personas en pos del cuidado del ambiente, el cual nos atraviesa y nos constituye”, concluyó Rolón.