Los países fabricantes de vacunas, con problemas y objetivos internos
ralentizan la producción.
Las vacunas contra el coronavirus que ya se administran en el mundo se producen de forma masiva en apenas cuatro países -Estados Unidos, India, China y Rusia- y en el bloque de la Unión Europea (UE).
Las vacunas contra el coronavirus que ya se administran en el mundo se producen de forma masiva en apenas cuatro países -Estados Unidos, India, China y Rusia- y en el bloque de la Unión Europea (UE), y la situación sanitaria y política dentro de cada uno de ellos explica por qué la llegada de dosis al resto del planeta seguirá a cuentagotas, en el mejor de los casos, en los próximos meses.
Si el ritmo de producción ya venía retrasado, razones a menudo internas en los países productores ralentizaron aún más la fabricación, y generaron cruces de declaraciones, presentaciones judiciales, quejas diplomáticas, negociaciones inusuales y una disputa ya nada solapada en busca de inmunizadores.
El concepto que ya se había vuelto lugar común el año pasado: nunca una vacuna se logró tan velozmente y jamás su producción en cadena pareció tan lenta, todo en un escenario en el que intereses comerciales y políticos cruzan de por sí una áspera competencia internacional.
Algunas de las razones por las que los cinco grandes productores de vacunas quedaron lejos de sus objetivos iniciales son estas:
INDIA
La explosión de contagios dejó al país sin camas y sin oxígeno, con el agregado de que a mayor propagación del virus más chances de mutar y, en consecuencia, más interrogantes genera respecto de las vacunas.
Obviamente la administración de Narendra Modi se propuso inmunizar al país como prioridad, pero pese a que es el mayor productor de vacunas del mundo no tiene hoy dosis suficientes ni forma de agilizar la fabricación.
El epidemiólogo Brahmar Mukherje, citado por la cadena CNN, estimó que India necesitaría aplicar 10 millones de dosis al día para proteger a sus adultos en los próximos 5 o 6 meses, suponiendo que existieran vacunas disponibles.
Y la ola de positivos agrega otro problema al mundo (más de 400.000 casos nuevos y 3.500 muertes reportados hoy), porque el país es un actor central en el mecanismo Covax, la iniciativa de la OMS para garantizar la llegada a naciones de bajos ingresos. La promesa era de 200 millones de dosis para 92 países.
Nueva Delhi, claro, cambió el enfoque y ahora un comité intergubernamental decide qué se puede exportar y qué no. Todos los embarques fueron frenados por el proceso de vacunación interno.
CHINA
China se propuso ser el gran distribuidor de vacunas sobre todo en los países en desarrollo y trazó por eso un ambicioso plan de generar 2.000 millones de dosis en 2021 y unas 4.000 en 2022, con lo que esperaba cubrir el 40% de la demanda global.
Por lo pronto, sus vacunas Sinopharm, Sinovac y CanSino ya llegan a 22 países, básicamente de África, Latinoamérica y el sudeste de Asia. Beijing cedió también unas 10 millones de dosis al Covax.
Pero esta estrategia que varios medios llamaron «la diplomacia de las vacunas» y que, en teoría, buscaba acrecentar la influencia de la potencia en el mundo, se contrasta ahora con su aspiración de vacunar a buena parte de su población antes de julio, cuando el gigante Partido Comunista festeja sus 100 años.
Para el país es un desafío enorme: con 1.400.000.000 de habitantes, tiene casi la quinta parte de la población mundial. Y entonces cerrará transitoriamente sus exportaciones de inmunizadores.
La pretensión es vacunar entre el 70% y el 80% de su población entre fines de 2021 y mediados de 2022 con el fin de alcanzar la inmunidad colectiva. El eventual logro también ayudaría a un ya consolidado Xi Jinping de cara al XX Congreso en 2022, en el que debería renovar sin problemas su mandato.
EEUU
Estados Unidos tiene la ventaja de haber aprobado tres vacunas que se fabrican en su territorio (Pfizer, Moderna y Johnson&Johnson). Y hasta compró millones de dosis aún antes de ese visto bueno.
Moderna le dijo al diario The Wall Street Journal que necesitó tres meses para producir los primeros 20 millones de dosis, pero que ahora produce 40 millones al mes solo para EEUU.
Pfizer pasó de producir 5 millones de vacunas semanales a 13. También Johnson&Johnson multiplicó su producción porque su rival Merck, el segundo productor de vacunas del mundo, se le asoció tras fracasar en su intento de tener su propio inmunizador.
Pero no existe un plan para exportar, aunque en las últimas semanas Pfizer aceleró su oferta para colocar el producto en más países.
Hace 10 días Washington dijo que compartiría 60 millones de dosis de AstraZeneca con otros países, pero no especificó con qué naciones ni cuándo.
RUSIA
Su vacuna insignia, la Sputnik V, puso al país frente a una paradoja: su validación como una de las más efectivas multiplicó la demanda y generó para el Fondo Ruso de Inversión Directa el desafío de producir a escala mundial.
Pero al parecer podrán manufacturarse como máximo 400 de los 710 millones de dosis encargadas para este año, y en parte porque hay acuerdos con laboratorios de Brasil, India y Corea del Sur para fabricar y exportar el inyectable. Hay, en realidad, contratos con 15 fabricantes de 10 países, pero los procesos de puesta en marcha son lentos.
Rusia tiene 7 nuevos centros de producción en todo el país, aunque destinados al consumo interno. Solo hasta febrero tenía contratos por 2.500 millones de dosis requeridas en el exterior. Y como los vacunados dentro del enorme territorio son muy pocos (apenas un 3% de la población), delegó la tarea en una red de empresas privadas subcontratadas.
Inicialmente, el país tenía previsto fabricar 30 millones de dosis para finales de 2020, pero redujo los planes a sólo 2,5 millones después de que los productores locales tuvieran problemas con la adquisición de equipos y la producción de la segunda dosis de la vacuna
UNIÓN EUROPEA
La Unión Europea (UE) apuesta ahora por Pfizer, con un acuerdo récord para comprar hasta 1.800 millones de dosis, mientras comenzaron los procedimientos judiciales en su demanda contra AstraZeneca.
El acuerdo con Pfizer, todavía no formalizado, sería el mayor contrato individual del mundo para una vacuna contra la Covid-19 hasta la fecha. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció el viernes la histórica compra durante una visita a la planta de fabricación de Pfizer en Puurs, Bélgica, y dijo que las vacunas se suministrarían hasta 2023.
Los 27 países de la UE habían encargado a AstraZeneca 300 millones de dosis, que debían entregarse a finales de junio, con la opción de comprar otros 100 millones. Pero la farmacéutica británico-sueca anunció que entregará 100 millones de dosis a finales de junio, un tercio de lo que se había fijado inicialmente.
Como la UE prioriza a su propia población -cerró acuerdos el año pasado con seis fabricantes de vacunas: Pfizer, Moderna, AstraZeneca, CureVac, Johnson & Johnson y Sanofi-GSK-, frenó la salida a otras regiones y se aseguró más de 2.000 millones de dosis, de sobra para sus 450 millones de habitantes, nadie piensa todavía en exportaciones.
La UE tiene la enorme ventaja de que numerosos laboratorios que participan de la producción están en su territorio. La contrapartida es que negociar en un bloque de 27 países suele suponer procesos más complejos.