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¿POR QUÉ FRACASARON LOS «BOCINAZOS» DEL #16J?

Por Diego Arévalo

La oposición se cansó de esperar y volvieron los cacerolazos “autoconvocados” en redes sociales y viralizados por Whatsapp. Este martes se habían planeado al menos dos en Chaco, pero fueron un rotundo fracaso. Las bocinas que iban a opacar la “alarma sanitaria” de cada noche se asordinaron hasta desaparecer. ¿Qué pasó? ¿Qué salió mal esta vez?

Es un hecho que la oposición ya no colabora, no “ayuda a gobernar”, pide renuncias por docena y abusa de la desinformación que ha cooptado las redes sociales y los medios de comunicación en tiempos de pandemia. Cada error del gobierno –que los hay y deben ser corregidos por el bien de todos y todas– es una invitación a la chicana, a la operación política.

Pero los ejemplos de los últimos días deberían servir para entender que aunque parezca más fácil destruir que construir, los chaqueños y chaqueñas se sumaron al compromiso de erradicar el coronavirus, y no de erradicar gobiernos. Las conspiraciones al voleo hoy no tienen asidero popular, aunque preocupa que el radicalismo esté haciendo campaña para las elecciones de 2021 cuando no sabemos cómo vamos a terminar el 2020.

La semana pasada algunos medios provinciales quedaron pegados a la fake news de que el gobernador Jorge Capitanich quería vender Casa de Gobierno,y los diputados radicales aprovecharon la confusión para hacer una operación escandalosa. Cuando terminó la Sesión, a pesar de que la confusión había quedado clarificada, el diputado radical Leandro Zdero proclamó ante la prensa: “Logramos frenar la venta de Casa de Gobierno”. La mentira seguía en pie, y de tanto repetirla ya parecía verdad. Al menos para ellos.

Y como esta semana no habrá sesión por las medidas restrictivas de la cuarentena, la UCR volvió a echar mano de un recurso que no usaba desde hacía algún tiempo: la carta abierta o “militancia epistolar”, como la bautizó el diputado peronista Juan Manuel Pedrini. Allí, con un estilo inflamado de pureza moral y diáfana claridad de análisis, enumeró contrafácticos y profecías –el famoso “Yo te avisé”– llegando al punto de advertirle al mandatario provincial: “Se le había dicho que de situaciones como las que estamos viviendo no se sale solo, que era necesario convocar a todos los sectores”.

No lo dice la carta abierta, pero lo dio a conocer el Ministro de Gobierno, Juan Manuel Chapo, este martes: el representante del bloque radical en la Comisión Laboral en Emergencia Sanitaria, que es la herramienta creada para plantear críticas, barajar propuestas y encontrar soluciones a la pandemia de Covid-19, no se presentó en ninguna reunión desde que la Comisión fue creada a principios de abril. Los habían convocado, pero no fueron.

La pureza moral y la diáfana claridad de análisis además deberían contrastarse con las propias acciones. Por mucha agua que haya pasado bajo el puente, el daño que le hizo el radicalismo a la salud pública quedó registrado en expedientes judiciales. De eso no se vuelve.

En 2002, durante el segundo gobierno de Ángel Rozas, el Tribunal de Cuentas de la Provincia denunció al entonces ministro de Salud, Jorge Romero, al coordinador de la cartera sanitaria del rozismo, Carlos Delgado, y a varios funcionarios, por una millonaria maniobra fraudulenta que afectó a los hospitales de Sáenz Peña, Castelli, Villa Ángela y General San Martín.

La causa conocida como “Profe” recién fue elevada a juicio en 2018, en medio de un gran hermetismo, justo cuando el expresidente Mauricio Macri tomaba otra medida tristemente célebre para la salud de los argentinos y argentinas: bajar de categoría el Ministerio de Salud de la Nación, convirtiéndolo en Secretaría de Estado, en su búsqueda del anhelado “déficit cero”. En el camino también desbarató decenas de programas de salud y hasta dio de baja 160 mil pensiones por invalidez.

Los “bocinazos” y “aplausazos” y la convocatoria a colmar los canteros de la Plaza 25 de Mayo de la capital chaqueña, promocionados en redes con cartelitos que pedían la renuncia del Gobernador Jorge Capitanich y sus funcionarios, y del Intendente de Resistencia, Gustavo Martínez, fracasaron tragados por el silencio de la noche. No fue nadie. O casi nadie. Fue una aventura electoral demasiado prematura, y demasiado divorciada de las verdaderas necesidades de los chaqueños y las chaqueñas. Hubieran hecho mejor en respetar la consigna que nos une a todos y todas en la lucha contra la pandemia: mejor quedate en casa.

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