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El Chapo Guzmán fue condenado a prisión perpetua

El narcotraficante mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán Loera fue condenado este miércoles a cadena perpetua, más 30 años adicionales, por un juez federal de Nueva York. La sentencia marca la conclusión del largo proceso judicial, que comenzó con su arresto en México en 2016 y su posterior extradición a Estados Unidos.

El Chapo, de 62 años, ya había sido declarado culpable en febrero por un jurado de los 10 cargos que enfrentó, incluida la participación en una empresa criminal continuada y los cargos de tráfico de drogas.

Ahora, el juez Brian Cogan, del tribunal de Brooklyn, convalidó el requerimiento de la Fiscalía de Estados Unidos y condenó al Chapo a perpetua por “mantener de forma continuada una organización criminal”.

Antes de escuchar su sentencia, El Chapo habló por primera vez ante la Corte y calificó de “corrupto” al sistema de justicia. «El juez me ha negado un juicio justo cuando todo el mundo lo estaba viendo», arrancó el mexicano, quien luego subrayó que todo el proceso “estuvo manchado por la mala conducta del jurado”. Además, volvió a quejarse de las condiciones en las que está recluido y dijo ser víctima de «un trato cruel e inhumano».

La justicia estadounidense le dio también otros 30 años por el uso de armas de forma violenta, sobre lo que añadió otros 240 meses por blanqueo de dinero. «El señor Guzmán pensó que era intocable, que él podía sobornar o torturar a cualquier persona para librarse de los problemas”, señaló en conferencia de prensa el fiscal de la causa, Richard Donogue, quien destacó que la condena brinda justicia a los estadounidenses, «pero también a México», sitio en el que logró escapar más de una vez de las prisiones en las que se lo encarceló.

Los abogados del capo más buscado después de la muerte del colombiano Pablo Escobar, en 1993, anunciaron inmediatamente que apelarán esta condena. “No se hizo justicia. Él está frustrado por esta situación» subrayó su abogado, Jeffrey Lichtman, a las afueras del tribunal en Brooklyn.

El mexicano, que ha permanecido en una cárcel federal en Manhattan, considerada una de las más seguras de EE.UU., afrontó un proceso judicial de tres meses en el que se escuchó a 56 testigos, entre ellos antiguos socios y empleados.

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