Las compras solidarias a la fábrica recuperada ArrufatEn la crisis, huevos de Pascua cooperativos
Huevos de Pascuas a buen precio, ricos y de buena calidad. Y, sobre todo, realizados por trabajadores que están luchando por mantener sus puestos de trabajo en medio de una de las crisis económicas más grandes que tuvo el país. “Apostamos todo a estas Pascuas”, dijo esperanzado Luis Adrián Serrano, presidente de la cooperativa de trabajo Arrufat, creada en 2009, cuando la histórica empresa de chocolates presentó la quiebra y dejó a cientos de empleados en la calle. Por Semana Santa, la fábrica recuperada abrirá sus puertas de 8 a 20, salvo el domingo, que funcionará entre las 9 y las 13.
Pasadas las 9 de la mañana de este jueves, la puerta de la fábrica recuperada Chocolates Arrufat era una de las más transitadas de la zona. “Y eso que la cola empieza a armarse a las 10”, se entusiasmó Serrano, chocolatero de 65 años que ingresó como empleado de Arrufat en 1984 y hoy es presidente de la cooperativa que funciona allí desde hace 10 años. “Hay chocolates para todas las opciones. Tenemos huevos desde 35 gramos a 4 kilos y medio. Estamos vendiendo a mil pesos el kilo de chocolate, mientras la gente que viene nos dice que en los supermercados lo están vendiendo a 2000 o 3000 pesos”, contó a PáginaI12 Serrano.
Las “ganas de ayudar a la cooperativa” y los “precios accesibles”, en ese orden, fueron los dos argumentos que más se repitieron entre los clientes que se acercaron este jueves a Arrufat. “Vine porque es una fábrica recuperada a la que quiero ayudar. Y porque es rico y barato. Mi hija ha venido varias veces”, dijo Evangelina, de 74 años, al salir del local con huevos para sus dos nietos. “Por más malarias que tengamos, les quería comprar un huevito”, contó.
“Es la primera vez que compramos, pero hace rato que teníamos ganas de venir. Compramos acá para ayudar a la cooperativa. Además, tiene buenos precios”, dijeron en el mismo sentido Fernando y Carla, que llegaron desde Caseros para conseguir sus chocolates.
Juan y Leticia, de Monte Grande, también viajaron hasta Villa Crespo exclusivamente para comprar en la fábrica recuperada. “Vinimos, primero, porque la patria es el otro: la gente necesita mantener su fuente de trabajo. Y segundo, porque tienen un muy buen precio. Hoy es imposible comprar un huevo de marca porque sale el doble. Acá conseguís un huevo igual por mitad de precio”, contaron a este diario al salir del local con cuatro huevos grandes y 12 chicos, por los que pagaron un total de 1600 pesos.
Sergio, de 53 años, aprovechó que tenía que ir al médico por la zona y también pasó por Arrufat. “Vine porque me enteré que son cooperativa. Comprándoles a ellos, trato que no me defrauden con los precios en los hipermercados y colaboro con la gente que recuperó su trabajo”, dijo al salir de la fábrica.
En el mismo sentido opinaron Ricardo, de Caballito, quien consideró que “hay que seguir trabajando y poner el hombro y esta es una manera de que estos chocolateros puedan seguir haciéndolo” y Jorge, de Devoto, quien contó que en la empresa en la que trabajaba como ingeniero lo obligaron a jubilarse a los 58 años aunque se trata de una compañía de electricidad “que gana el doble” cada semestre: “Los que están vendiendo hoy acá son trabajadores, igual que nosotros. Por eso me sentí en la necesidad de ayudar”, explicó.
Pese a que la inflación interanual de marzo fue del 54.7 por ciento, la cooperativa solo aumentó un 30 por ciento sus precios respecto a las Pascuas pasadas. “No queremos subir tanto los precios”, explicó Serrano, quien advirtió que bajaron las ventas, en comparación al año pasado, pero igual tienen la esperanza de realizar una venta “fuerte” durante estas Pascuas que permita “cumplir con los proveedores y comprar más materia prima para poder seguir produciendo y mantener nuestros puestos de trabajo. Porque si recaudamos buena plata y nos limitamos a repartirla entre nosotros: ¿Cómo continuamos? Somos muy cautelosos con reinvertir la plata”, aclaró.
Según contó Serrano, la mayor preocupación que tienen los trabajadores para poder continuar es el pago de servicios. “Ese es nuestro gran apremio desde 2015. El año pasado nos llegó una factura de 86.000 pesos y no podíamos pagarla. Por suerte, nuestro caso se hizo conocido y vino mucha gente a comprarnos”, recordó el chocolatero.
La factura de luz del mes pasado, según reveló, alcanzó los 105.000 pesos. “En este momento no tenemos ninguna ayuda del estado, no tenemos ningún subsidio. Menos mal que pudimos hacer un nuevo contrato con Edesur para reducir potencia, porque sino ahora estaríamos pagando cerca de 200.000. La planta tiene tres pisos y la luz llegaba a los tres pisos. Como nosotros solo trabajamos en un sector, pedimos la reducción de potencia a ese sector”, explicó.
Dado las abultadas tarifas que deben pagar, es poco lo que queda para repartir entre los trabajadores. “Hasta hace dos semanas nos estábamos llevando 1000 pesos por semana cada trabajador. O sea que por mes ganábamos 4000 pesos. Eso no alcanza para vivir”, lamentó el trabajador, quien puso todas las fichas en las elecciones de este año: “pensamos que en algún momento esto va a mejorar. Esperamos que el cambio de gobierno sea favorable a la cooperativa”.
La chocolatería abrió sus puertas en 1931 y presentó la quiebra en 2009. Ese año, luego de varios meses de conflicto, los trabajadores decidieron formar una cooperativa y recuperar la fábrica: “Antes éramos 700 obreros trabajando las 24 horas. En 2007 empezaron a despedir gente y en 2009, cuando armamos la cooperativa, nos quedamos 34. Hoy somos 16: algunos han fallecido y otros se fueron a buscar otro trabajo, porque es difícil sostener una familia con este nivel de ingresos”, señaló.
Para Serrano y sus compañeros, la chocolatería es “su vida”. “Arrufat para mí es todo. Estuve 26 años en la empresa y hace 10 que estoy en la cooperativa. Somos una fábrica recuperada que hace lo imposible por continuar fabricando chocolate de buena calidad y mantener los puestos de trabajo. A mí me encanta trabajar en esto porque todos hacemos de todo. No hay patrón, todos somos obreros”, concluyó el chocolatero.
Informe: Azul Tejada.