Sin evidencias para acusar a Cristina
La Cámara Federal porteña no encontró ni una sola evidencia de que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner tenga relación con la plata que se le encontró a Lázaro Báez en el exterior ni con el dinero que apareció en aquellas imágenes en la financiera SGI ni con sociedades en Las Vegas o Seychelles. Sin evidencia alguna, los camaristas se vieron obligados a confirmar la falta de mérito ya dictada por el juez federal Sebastián Casanello, lo que significa que no hay elementos para procesar a la senadora. Pese a las increíbles presiones de la propia Cámara Federal, la Oficina Anticorrupción y la Unidad de Información Financiera, estos dos últimos organismos apéndices de la Casa Rosada, Casanello sostuvo que no hay evidencia alguna de que los fondos y propiedades de Báez sean, en todo o en parte, propiedad de CFK. Todos esos bienes tienen como beneficiarios a los cuatro hijos del constructor quien consignó eso mismo en su testamento. Aún así, la Cámara no se rinde y ordena seguir investigando.
Prácticamente no existe caso en la historia judicial argentina en la que una Cámara haya puesto tanta presión sobre un juez como sucedió con Casanello en el expediente por lavado de dinero. Con Martín Irurzun –que ahora ya no está en esta Sala– como adalid, la Cámara le ordenó al juez que indague a CFK por lavado de dinero argumentando que si bien no existían pruebas, “el sentido común” indicaba que el dinero de Báez era de la ex presidenta. No hay antecedentes de una orden semejante.
A esto se agregó una maniobra descomunal, al estilo de las armadas por Marcelo D’Alessio. Dos abogados defensores, muy cercanos a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), dijeron que Casanello beneficiaba a CFK porque había estado reunido con ella en Olivos. El tema motivó tapas en los principales diarios, que afirmaban que había dos testigos presenciales de la visita de la ex mandataria a la quinta presidencial. Sobre semejante base falsa, la Cámara ordenó que se investigara a Casanello, otra resolución sin antecedentes, ya que una Cámara no manda a investigar a un magistrado sino que, en todo caso, envía las cosas al Consejo de la Magistratura. Fue Carlos Stornelli el que investigó y concluyó que todo era trucho, empezando por los dos testigos, hoy enviados a juicio por falso testimonio agravado.
Lo cierto es que en noviembre pasado Casanello reiteró la falta de mérito para Cristina. El magistrado revisó una por una las sociedades y cuentas de Báez en el exterior –principalmente en Suiza pero también otros paraísos fiscales– y concluyó que en cada una de esas sociedades y cuentas figuraban como únicos beneficiarios los cuatro hijos de Báez. El nombre Kirchner no apareció en ningún caso. Pero además, el constructor suscribió un testamento en el que ordenó que en caso de fallecimiento debía constituirse un fideicomiso con todos sus bienes, incluyendo su principal constructora, Austral Constructora, y sus campos. Ese fideicomiso quedaba a nombre de su esposa y sus cuatro hijos, pero además con el impedimento de vender cualquier bien por diez años. Sólo se podía vender algo –dice el testamento– con el voto unánime de los cuatro hijos y la esposa. Semejante estructura cerrada demuestra que Báez no es testaferro de nadie y menos de CFK con la que tenía un vínculo tenso. Incluso el principal arrepentido y testigo contra Báez, Leonardo Fariña, desechó la idea de que los bienes del constructor fueran de la ex presidenta.
Ayer, los camaristas Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens no tuvieron más remedio que confirmar el fallo de Casanello. De todas maneras, le dijeron al magistrado que espere y no cierre la causa, porque podrían venir nuevos datos del exterior. En verdad hubo un enorme empeño de los fondos buitres –que detectaron sociedades de Báez en Las Vegas–, de los servicios de inteligencia internacionales y de todo el aparato del estado argentino para encontrar bienes o cuentas o sociedades de algún Kirchner en el exterior. Llamaron a todo eso “la ruta del dinero K”, aunque lo único que encontraron fueron bienes, cuentas y sociedades de la familia Macri. Igualmente, la Cámara se esperanza en que venga alguna información de Seychelles e incluso de Estados Unidos. Mientras tanto, también los camaristas le dijeron a Casanello que le pida a Bonadío las declaraciones de los arrepentidos, principalmente José López, Juan Manuel Campillo, y el ex contador Víctor Manzanares. Ninguno de ellos habló sobre dinero o bienes de CFK en el exterior y los cierto es que no se encontró nada. El dato curioso es que, hasta ahora, Bonadío se negó a mandarle las declaraciones a Casanello.