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Pidió buscar una solución pacífica del conflicto El Papa, con Venezuela

En el cierre de su viaje a Panamá, Francisco pidió que en este momento de dificultad se pueda buscar una solución respetando los derechos humanos y dando bienestar a todos los venezolanos.

Antes de regresar a Roma y después de cinco días en Panamá para participar de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica, el papa Francisco utilizó su alocución en el Angelus para hacer una mención directa a la situación de Venezuela y pedir “en este momento de dificultad” que “se pueda buscar una solución para superar la crisis respetando los derechos humanos y buscando el bienestar de todos los ciudadanos del país”.

En la misma oportunidad y aprovechando la conmemoración del Día Internacional en memoria de las Víctimas del Holocausto, el Papa dijo también que “necesitamos mantener vivo el recuerdo de las tragedias pasadas y aprender de las páginas negras de la historia para no volver a cometer jamás los mismos errores”. E invitó a continuar “esforzándonos sin descanso por cultivar la justicia, aumentar la concordia y sostener la integración para ser instrumentos de paz y constructores de un mundo mejor”.

Respecto de Venezuela el Papa recibió en las últimas semanas duras críticas de la oposición política de ese país a raíz de la decisión de hacerse representar en la ceremonia de asunción del presidente Nicolás Maduro, el 10 de enero pasado, por George Koovakod encargado de negocios interino de la Nunciatura Apostólica de Caracas. El hecho contrastó con la declaración de la Conferencia Episcopal venezolana presidida por el obispo José Luis Azuaje, acusando al mandatario de haber causado “deterioro humano y social en la población y en las riquezas de la nación” y calificando de “ilegítimo y moralmente inaceptable” el nuevo mandato.

Al explicar la decisión, el vocero del Vaticano, Alessandro Gisotti, aclaró que la Santa Sede tiene relaciones normales con Venezuela y que  “su actividad diplomática tiene como finalidad promover el bien común, tutelar la paz y garantizar el respeto de la dignidad humana”.

Sin embargo, durante la visita del Papa a Panamá hubo otro pronunciamiento que pasó prácticamente desapercibido o fue silenciado por la mayoría de los medios de comunicación. En su encuentro del jueves 24 con todos los obispos centroamericanos Bergoglio pronunció un discurso en el que exaltó la figura del recientemente canonizado obispo mártir de El Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado por los militares salvadoreños en 1980, y a quien el Papa puso como ejemplo de compromiso con los pobres y de modo de vida para los obispos. En esa misma ocasión Francisco le dijo a los obispos que “el mañana exige respetar el presente dignificando y empeñándose en valorar las culturas de vuestros pueblos” porque “en esto también se juega la dignidad: en la autoestima cultural”. Y subrayó que “vuestros pueblos no son el `patio trasero´ de la sociedad ni de nadie” porque “tienen una historia rica que ha de ser asumida, valorada y alentada”. La expresión “patio trasero” ha sido utilizada para referirse de manera desdeñosa hacia los países latinoamericanos respecto de la relación desigual que Estados Unidos mantiene con la región y bien podría interpretarse en este caso como una crítica a la forma como la potencia hegemónica de la región trata hoy a Venezuela.

En la misma oportunidad, y sin hacer una alusión directa a nadie en particular, el Papa siguió diciendo que “las semillas del Reino fueron plantadas en estas tierras” y “estamos obligados a reconocerlas, cuidarlas y custodiarlas para que nada de lo bueno que Dios plantó se seque por intereses espurios que por doquier siembran corrupción y crecen con la expoliación de los más pobres”. Y llamó a los obispos a levantar la voz “contra la desertificación cultural y contra la desertificación espiritual de vuestros pueblos, que provoca una indigencia radical ya que deja sin esa indispensable inmunidad vital que sostiene la dignidad en los momentos de mayor dificultad”.

La ocasión del viaje a Panamá para la JMJ, momento en el cual todas las miradas se centran en sus discursos, le permitió a Bergoglio reiterar varios de los ejes centrales de su prédica. Sensible al tema de la migración y tomando en cuenta los miles de personas que desde América Central intentan trasladarse hacia Estados Unidos frente a la oposición del gobierno que encabeza Donald Trump, el Papa dijo en Panamá que “muchos de los migrantes tienen rostro joven, buscan un bien mayor para sus familias, no temen arriesgar y dejar todo con tal de ofrecer el mínimo de condiciones que garanticen un futuro mejor”. En su vuelo de ida hacia Panamá y en respuesta a la pregunta de un periodista italiano sobre la pretensión de Trump de construir un muro en la frontera en Estados Unidos y México el Papa había dicho que “es el miedo que nos vuelve locos” el que impulsa una medida de ese tipo. “Son los muros del miedo” agregó sobre el mismo tema.

La visita a Panamá tuvo como propósito fundamental dar continuidad a un objetivo estratégico para Francisco y para la Iglesia Católica en general, que es profundizar el acercamiento a la juventud. Pero también, estando en esta parte del mundo, el Papa insistió en los temas que le preocupan. Por eso varias de las intervenciones subrayaron la cuestión de los pobres, las migraciones y el compromiso de los ministros de la Iglesia poniendo como ejemplo de vida a San Oscar Romero.

La agenda del Papa durante 2019 será intensa e incluirá visitas a varios países. Del 3 al 5 de febrero estará en Emiratos Arabes en jornadas que tendrán un objetivo principal el diálogo interreligioso. Bergoglio irá además a Marruecos, Bulgaria, Macedonia, Rumania y Japón durante este año. A ello deben sumarse una serie de reuniones de mucha significación. Del 18 al 20 de febrero se realizará en Roma la reunión de los seis cardenales que conforman el llamado Consejo de Cardenales y que tiene que decidir sobre reformas en la conducción de la Iglesia. Del 21 y al 24 de febrero, también en Roma, se realizará un encuentro al que han sido convocados los presidentes de todas la conferencias episcopales del mundo para encontrar modos de actuación frente a los abusos sexuales que se registran en la Iglesia. Y en octubre el Vaticano será sede de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica para trabajar sobre el tema “Amazonía, nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”.

Una suma de viajes, encuentros y reuniones que podrían terminar de definir el rumbo del pontificado de este Papa que ya cuenta con 82 años.

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