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“CRISIS DE VALORES QUE DEBEMOS ENFRENTAR” POR Contador JUAN MEANA

Los Hombres y Mujeres que conformamos la Sociedad se enfrentan con la más profunda crisis de valores de las últimas décadas.

Miremos nuestros espacios de vida y tomemos conciencia del momento trascendental que vivimos. Nos va nuestro; destino y futuro, fundamentalmente la que vivirán las generaciones futuras. Y ello en nuestro propio Pueblo.

Observo un distanciamiento en nuestros pensamientos y en las acciones, que indica una falta de responsabilidad individual de construir lo colectivo. Con habitualidad escuchamos de que se opina que se debe hacer, como educar, como cuidar la salud, en fin; lo que nos indicaban nuestros ancestros. Lo sustancial en el error; que acciones ejecuto por lo que me rodea, Familia, Instituciones. Desde como alimentamos, educamos, donde desempeñan entretenimiento, en fin como viven.

Recordando la anécdota que vivió nuestro Santo Padre, cuando un niño argentino interrumpió su liturgia y jugo en público, se manifestó sobre su libertad y su imprudencia, pidiendo a Dios que lo convierta al Niño, por la pureza en sus movimientos.

Es posible que la acción del pensamiento haya perdido en los últimos tiempos contacto directo con las realidades de a vida de los pueblos. También es posible que el cultivo de las grandes verdades (semilla que ofreció el Sembrador en su camino), que por razones personales se haya convertido en una ciencia abstracta y el consiguiente distanciamiento de las perspectivas en que el hombre suele desenvolverse.

Acaso las tendencias actuales de los medios de comunicación nacionales poderosos, crea una nueva ansia de cumplirlas sin mirar la verdad, sembrando el desconcierto.

Pido que busquen el mensaje de nuestros apóstoles de Caritas, han escrito, y para tener una idea más fuertes, revisen los mensajes del Papa Francisco, sobre el capitalismo y el trabajo, fundamentando la pobreza a combatir el resultado EL HAMBRE.

Narro una vivencia personal, en recorrida con el Padre Santiago (canadiense) en Santa Elena, que por sus dificultades en el castellano, me puse con mi insuficiencia dialéctica a hacer conocer el catecismo; y luego de recorrer todo el día, en una casa humilde, se me escapa “Que hambre tengo”. El dueño de la vivienda me pidió que no pronuncie dicha sensación, porque yo no la conocería. Me dijo “El Hambre duele, y si es de tu hijo mas”.

No comprendiendo pregunto a mi hermano Pediatra, sobre dicha sensación desconocida, y el Médico del Hptal Pediátrico me ratifico que los niños llegan llorando al seno del consultorio, con lágrimas y como medida urgente, proveerle una cucharada de azúcar, cada tanto, y las lágrimas se convierten en sonrisas.

Desde ese día me prohibí enunciar dicha sensación.

EL HOMBRE PUEDE DESAFIAR CUALQUIER MUDANZA SI SE HALLA ARMADO DE UNA SÓLIDA VERDAD.

Juancito

2018

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