El partido será el 8 o 9 de diciembre, fuera de la Argentina Superfinal offshore
En una conferencia de prensa en solitario, el presidente de la Conmebol intentó enviar un mensaje de paz para ambos clubes y reclamó a la dirigencia que haga lo mismo “para erradicar la enfermedad de la violencia”. “Mi pedido a ambos presidentes, independientemente de que tienen la obligación de defender los derechos de sus instituciones, es un pedido de que el mensaje que se envíe sea el correcto: el fútbol hace amigos, nos une”, puntualizó.
A pesar de que ni D’Onofrio ni Angelici lo acompañaron, Domínguez aclaró que “la reunión fue muy amena” y dejó en claro que la posición de la entidad es que el partido se juegue, aunque ya no en Argentina. “Tenemos la obligación de programar el partido, sujeto a lo que resuelva la Comisión Sisciplinaria”, repitió.
“El partido se va a jugar, el sabado 8 o el domingo 9 fuera del territorio argentino”, enfatizó al volver a mencionar al Tribunal de Disciplina que deberá resolver sobre la denuncia de Boca.
Algunos minutos antes de la conferencia, en la que no se aceptaron preguntas, la Conmebol emitió un comunicado oficial sobre la mudanza de la final. Allí explicó que una vez que el Tribunal Disciplinario se expida, la entidad «se hará cargo de todos los gastos de viaje, hospedaje, alimentación y traslado interno de hasta 40 personas por delegación». Asimismo, indicó que «las coordinaciones de seguridad con las autoridades correspondientes» correrán por cuenta de la Conmebol.