Boca empató anoche 2-2 frente a Palmeiras y disputará con River el título de la Libertadores La final superclásica es un hecho
acía donde corrió Wanchope para conectar y marcar el 1-0. Estirada la ventaja inicial (3-0), los dirigidos por Luiz Felipe Scolari quedaban obligados a marcar cuatro goles para dar vuelta la historia.
El gol tranquilizó a los anoche dirigidos por el Mellizo Gustavo –porque Guillermo, tal como le ocurrió en la noche del martes al Muñeco Gallardo, no podía estar en el banco por suspensión–, que comenzaron a jugar más sueltos. En Palmeiras, en cambio, comenzaron a mandar los nervios, sobre todo entre sus volantes, con Felipe Melo a la cabeza.
En el arranque del complementario, fue Palmeiras el que consiguió dominar el trámite y a generar situaciones de gol. Lucas Lima pateó desde afuera y Rossi, a puro reflejo –en una muy buena noche–, tapó el disparo con su pierna derecha. Y fue Luan el que encontró la igualdad, tras una jugada de pelota detenida, cuando aprovechó el espacio que dejó Magallán e ingresando sobre el segundo palo le dio con la derecha al primer palo. Un penal cometido por Izquierdoz complicó un rato los planes de los xeneizes. Gustavo Gómez ejecutó la falta para poner a su equipo en ventaja, con un remate abajo sobre el palo izquierdo de Rossi, que se tiró hacia el otro lado.
La incertidumbre xeneize duró poco, porque enseguida el ingresado Benedetto, tal como lo había hecho en el partido de ida La Bombonera, habilitado por Pérez, anotó la igualdad con un derechazo seco desde afuera del área. Desde la igualdad, hasta el final, Palmeiras acusó el golpe y Boca no hizo más que controlar el trámite hasta que, con el pitazo final, se desahogó en una gran festejo. Pensando claro en River, como lo había hecho durante toda la noche.