Fueron desplazados Juan José Aranguren, del Ministerio de Energía, y Francisco Cabrera, de Producción
El comunicado de prensa que emitió anoche el gobierno nacional indicó, además, que la Secretaría de Minería pasará a depender del Ministerio de Producción. Por consiguiente, se desdoblará el ministerio de Energía y Minería, hasta ayer a cargo de Aranguren. Cabrera, en tanto, será designado como presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y asesor del presidente Macri. Esta decisión se conoció apenas horas después de que se fusionaran los ministerios de Hacienda y Finanzas, dejando a Nicolás Dujovne a la cabeza, en coincidencia con el cambio de destino de Luis Caputo, hasta entonces ministro de Finanzas, que dejó este último cargo para pasar a la presidencia del Banco Central en reemplazo de Sturzenegger.
Fuentes cercanas al gobierno estimaban que los cambios en el gabinete no representan un cambio de políticas sino, por el contrario, una reafirmación del objetivo de acelerar el ajuste fiscal. En otros ámbitos, en cambio, se señalaba la coincidencia en cuanto a la relación tirante –cuando no conflictiva– que tanto Aranguren como Cabrera mantenían, en los últimos tiempos, con sus respectivos sectores.
El ex director ejecutivo (CEO) de Shell Argentina vio partir a más de un funcionario que se alejó señalando discrepancias con el manejo de la política sectorial. Ese fue el caso de José Luis Sureda, ex secretario de Recursos Hidrocarburíferos y virtual viceministro, quien en abril de 2017 pegó el portazo haciendo pública una dura carta de renuncia acusándolo de “autoritarismo”. Fuentes del sector privado energético, sin embargo, hicieron referencia a que no fueron cuestiones de confianza o respeto personal solamente las que alejaron a Sureda, directivo empresario con origen en la firma Bridas-Pan American Energy, sino principalmente algunas decisiones en el plano petrolero que habrían sido muy favorable a los intereses de Shell y, a la vez, perjudiciales para otras firmas, como el abandono de la producción convencional en varias provincias mientras que concentraba todos los esfuerzos en Vaca Muerta (formación y yacimiento de la provincia de Neuquén).
Más recientemente, Aranguren se vio nuevamente enfrentado a directivos del sector petrolero por la decisión oficial de frenar los aumentos de combustibles ante la escalada inflacionaria que sufre el país, impulsada por la persistente devaluación. Las empresas del sector lo responsabilizan de haber abandonado el compromiso de liberación del precio de los combustibles resuelta en octubre del año pasado y luego dejada en suspenso a partir del mes pasado.
Francisco Cabrera, en tanto, viene siendo blanco de severas críticas del sector empresario, que lo acusan de asistir pasivamente al proceso de desindustrialización que afecta a gran parte de la actividad. Es el autor de un “paper” que circuló entre dirigentes empresarios del sector, donde se listaba a los sectores “viables” y a los “inviables”, es decir, los condenados a desaparecer y ser reemplazados por la importación. Entre estos, figuraban la mayor parte de la industria mano de obra intensiva, a los que se les aconsejaba “reconvertirse”, lo cual fue interpretado como una invitación a hacerse importadores en sus mismos rubros. Recientemente, Cabrera protagonizó un fuerte choque con dirigentes empresarios que habían cuestionado la apertura indiscriminada a manufacturas importadas, a lo que el entonces ministro respondió que “dejen de llorar y busquen una agenda positiva, mejorando la productividad”. Más cercano en el tiempo, hace apenas una semana, se organizó un encuentro de sectores de las cadenas textil/indumentaria y del cuero y sus manufacturas, de cámaras empresarias y sindicatos de trabajadores, para reclamar políticas activas de defensa de la producción y el empleo. La respuesta del Ministerio de Producción fue operar desde el día anterior sobre cada uno de los convocantes buscando desarmar el encuentro, que de todos modos se hizo. Fue, para muchos, el primer síntoma de debilidad del ya hoy ex ministro.
Dante Sica es un consultor de buena llegada a diversos sectores empresarios, particularmente de la industria automotriz. No sólo como analista sino por haber participado en la gestión de negocios en favor de empresas no sólo de Argentina sino también de Brasil. Se trata de una cara más amable para el empresariado, aunque sus objetivos de política sectorial sean idénticos a los encomendados antes a Cabrera. El nombramiento de Iguacel, en cambio, tiene raíces más políticas. Sus antecedentes en Vialidad lo ubican como un operador político muy activo del macrismo en el armado de causas y denuncias contra las contrataciones de obra pública del anterior gobierno, lo cual lo ha hecho mucho más conocido en el ambiente que sus pasos previos como funcionario de petroleras privadas y en YPF.